El tratamiento del ronquido. Parte 2/3. Qué sirve

Hombre con cpap nasal

Actualmente, no existe ningún tratamiento médico, quirúrgico ni de otro tipo que garantice la eliminación total del ronquido o de la apnea del sueño. Sin embargo, sí disponemos de terapias eficaces, que en determinados casos pueden mejorar significativamente el problema, siempre que se apliquen de forma adecuada y bajo evaluación profesional.

En contraposición, la alta prevalencia del ronquido y la apnea ha generado un mercado saturado de remedios sin base científica, cuya motivación principal suele ser más comercial que terapéutica. Muchos de estos productos prometen soluciones milagrosas que rara vez aportan resultados reales.

En este artículo repasaremos los tratamientos que sí han demostrado eficacia en estudios clínicos y en la práctica habitual, siempre teniendo en cuenta que cada caso debe valorarse individualmente. Un diagnóstico correcto permite elegir la mejor opción terapéutica, que en muchos casos puede combinarse con otras para mejorar los resultados.

Antes de iniciar cualquier tratamiento, es fundamental saber a qué nos enfrentamos. No es lo mismo tratar un ronquido leve o una apnea del sueño leve, que abordar una apnea moderada o grave. El impacto del trastorno sobre la salud del paciente, así como el riesgo y beneficio de cada tratamiento, varía considerablemente según la gravedad del cuadro.

CPAP: la primera línea de tratamiento

Actualmente, el tratamiento con dispositivos de presión positiva en la vía aérea, y en particular el CPAP (presión positiva continua), es la opción de primera línea en los casos de apnea obstructiva del sueño moderada o grave. Estos dispositivos generan un circuito cerrado de aire en la vía respiratoria del paciente que, mediante un compresor, mantiene una presión superior a la atmosférica durante el sueño. Esta presión constante actúa como una especie de “férula neumática”, evitando el colapso de la vía aérea superior y manteniéndola abierta en todo momento.

El uso de CPAP ha demostrado ser altamente eficaz en la reducción de eventos de apnea e hipopnea, y se ha asociado con mejoras significativas en parámetros clínicos como la presión arterial, la somnolencia diurna y la calidad del sueño. Además, a largo plazo, puede contribuir a reducir el riesgo cardiovascular asociado a la apnea del sueño.

No obstante, no está exento de inconvenientes. Algunas personas encuentran incómodo el uso del dispositivo, especialmente al inicio, y existe un porcentaje de pacientes que no lo tolera bien o que rechaza su uso de forma sostenida, ya sea por incomodidad, ruido, fugas de aire o sensación de claustrofobia.

Cirugía de la vía aérea superior

A lo largo de los años, se han desarrollado numerosas técnicas quirúrgicas para el tratamiento del ronquido y la apnea obstructiva del sueño. Estas intervenciones han evolucionado y se han refinado con el tiempo, lo que ha permitido conformar un amplio catálogo de procedimientos que, en pacientes cuidadosamente seleccionados, pueden ofrecer buenos resultados clínicos.

El éxito de la cirugía depende en gran medida de una valoración individualizada y precisa del paciente, que incluya un estudio del patrón de colapso de la vía aérea superior (a veces mediante endoscopia bajo sueño inducido), así como una evaluación general del estado de salud, la anatomía y las expectativas del tratamiento.

Como en cualquier intervención quirúrgica, es esencial valorar el balance entre el beneficio esperado y los riesgos potenciales. En pacientes bien seleccionados, algunas técnicas quirúrgicas pueden reducir significativamente el ronquido y la severidad de la apnea, especialmente cuando otras terapias no son bien toleradas o han fracasado.

Pérdida de peso: la base del tratamiento

La pérdida de peso es uno de los pilares fundamentales en el tratamiento del ronquido y de la apnea obstructiva del sueño, especialmente cuando existe sobrepeso u obesidad. Diversos estudios han demostrado que el índice de masa corporal (IMC) se correlaciona directamente con el índice de apneas-hipopneas (IAH) y con la intensidad del ronquido. Por tanto, reducir peso corporal mejora de forma significativa ambos problemas.

Las medidas higiénico-dietéticas —como la adopción de una dieta equilibrada, la práctica regular de ejercicio físico y la reducción del consumo de alcohol o sedantes— son la base de cualquier tratamiento, pero implican un cambio de estilo de vida que no siempre es fácil de implementar ni de mantener a largo plazo.

En los últimos años, han aparecido fármacos muy eficaces para la pérdida de peso, como la semaglutida o la tirzepatida, que están mostrando también resultados prometedores en la reducción del índice de apnea. Aunque aún no están indicados de forma específica para tratar la apnea del sueño, su uso en personas con obesidad puede contribuir a mejorar los síntomas respiratorios durante el sueño de forma indirecta.

En definitiva, abordar el exceso de peso es una estrategia central en cualquier enfoque terapéutico para el ronquido y la apnea, y en muchos casos, puede marcar la diferencia en la evolución del problema.

Para saber más:

Uvulopalatofaringoplastia (técnica clásica y en desuso). MedlinePlus

Cómo la CPAP controla la apnea del sueño. Mayo Clinic

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