
Un poco de historia
Durante décadas, el estudio del sueño ha sido un procedimiento complejo y exclusivamente hospitalario. La polisomnografía, considerada el estándar de oro para diagnosticar los trastornos del sueño, nació como una prueba altamente especializada, realizada en unidades de sueño con equipos voluminosos y personal técnico entrenado.
En sus orígenes, la monitorización del sueño implicaba la colocación de numerosos electrodos para registrar la actividad cerebral mediante un electroencefalograma, así como sensores adicionales para medir el ritmo cardíaco, la respiración, la saturación de oxígeno, los movimientos oculares y musculares. La logística era exigente: el paciente debía dormir en una habitación monitorizada, conectado a múltiples cables, y bajo supervisión directa.
Sin embargo, los avances tecnológicos han transformado radicalmente este escenario. Los sensores se han miniaturizado, los sistemas de registro se han vuelto más precisos, portátiles y accesibles, permitiendo que muchos de estos estudios puedan realizarse hoy desde casa, con dispositivos cómodos y fáciles de usar, sin comprometer la fiabilidad del diagnóstico.
Evolucion y simplificacion del procedimiento
Uno de los elementos más complejos desde el punto de vista técnico en una polisomnografía es el registro neurofisiológico, que incluye el electroencefalograma (EEG), el electrooculograma (EOG) y el electromiograma (EMG). Estas señales permiten determinar con precisión las distintas fases del sueño, la arquitectura global del descanso nocturno y fenómenos como los microdespertares o el sueño fragmentado.
Sin embargo, cuando el objetivo principal del estudio es diagnosticar una apnea obstructiva del sueño, se ha demostrado que los registros neurofisiológicos, aunque aportan información valiosa, no son imprescindibles. Diversos estudios han mostrado que un estudio sin estas variables —conocido como poligrafía respiratoria— ofrece una capacidad diagnóstica muy similar a la polisomnografía completa en el contexto específico de los trastornos respiratorios del sueño.
Esta constatación ha permitido una importante simplificación técnica del procedimiento: manteniendo canales fundamentales como el flujo aéreo nasal, el esfuerzo torácico y abdominal, la posición corporal y la saturación de oxígeno en sangre, se puede realizar un diagnóstico preciso y fiable de la apnea del sueño en la mayoría de los casos.
Esta simplificación no solo abarata el proceso, sino que además ha posibilitado que estos estudios puedan realizarse fuera del entorno hospitalario, incluso en el propio domicilio del paciente, con dispositivos compactos, fáciles de usar y validados clínicamente. Esto representa un enorme avance en términos de accesibilidad, comodidad y eficiencia en el diagnóstico.
La poligrafia respiratoria domiciliaria (Home sleep apnea test – HSAT)
A pesar de su simplicidad técnica, la poligrafía respiratoria domiciliaria ofrece ventajas importantes frente a la polisomnografía tradicional. Una de las más destacables es que permite al paciente realizar el estudio en su propio entorno, durmiendo en su cama habitual, con su almohada y en las condiciones ambientales que realmente forman parte de su rutina nocturna. Esto reduce la posibilidad de sesgos relacionados con el entorno hospitalario, que puede ser frío, incómodo o generar ansiedad, alterando la calidad y la estructura del sueño durante la noche del estudio.
Además, la poligrafía domiciliaria es una técnica más accesible y rentable: requiere menos recursos humanos y técnicos, su aplicación puede ser realizada por personal no especializado, y el análisis está en gran parte semiautomatizado, lo que agiliza el proceso diagnóstico sin comprometer la fiabilidad en la detección de trastornos respiratorios del sueño, como la apnea obstructiva.
Por supuesto, no sustituye completamente a la polisomnografía. En casos de resultados dudosos, inesperados o cuando se sospechan otros trastornos del sueño que sí requieren análisis neurofisiológico (como parasomnias, epilepsia nocturna o narcolepsia), siempre se puede recurrir a un segundo estudio más completo, en entorno hospitalario.
En cuanto a las recomendaciones oficiales, la American Academy of Sleep Medicine (AASM) reconoce la poligrafía respiratoria domiciliaria como una herramienta válida y apropiada para el diagnóstico de apnea obstructiva del sueño en pacientes con alta sospecha clínica y sin comorbilidades significativas. Su uso está ampliamente extendido y aceptado como parte de la estrategia diagnóstica en medicina del sueño.
Resumiendo…
Los avances tecnológicos han permitido que lo que antes era un procedimiento complejo y hospitalario pueda ahora realizarse de forma sencilla, cómoda y fiable desde casa. La poligrafía respiratoria domiciliaria ha demostrado ser una herramienta diagnóstica eficaz para la apnea del sueño, accesible y alineada con las recomendaciones científicas más actuales.

Para saber más:
Articulo sobre historia de la polisomnografía (en inglés). Sleep Medicine Clinics